jueves, 3 de marzo de 2011

M, o mi futuro compañero de casa.

Las primeras palabras que M me dijo fueron "eh, ortiva", y me las acuerdo aunque esa noche estaba del ojete, no entendía ni dónde estaba y mucho menos quién era ese rapadito. Siempre me cayó bien, es un pibe muy copado. Dos meses después me andaba soplando la nuca (que me picaba porque tenía el tatuaje recién hecho) y nos cagábamos a globazos en los recitales. La noche de mi cumpleaños fue el primero en llamarme.
5 días después, M y yo nos cruzamos en un recital, y me llevó una botella de champagne como regalo de cumpleaños. Esa misma noche, le mandé mensajes al chongo de turno para que viniera a buscarme. Y M me pidió que me quede con él, fumando afuera. Y me quedé.

M es lo más bueno que puede haber. Es un pibe dulce, atento.
M tiene agendados todos los mensajes que nos mandamos, que son casi 5 mil.
M me trata como nunca nadie me trató en mi vida: me cuida, me distrae cuando estoy enojada, siempre tiene un abrazo de más para darme y me hace largar carcajadas cuando lloro.
La charla más seria que tuvimos, la tuvimos sentados en la vereda de Maza y Cochabamba, y ahí nso contamos todo lo turbio que teníamos en la espalda, y él me ganó.
M me dice que soy lo que le faltaba a su vida, que soy lo que más paz le da. Que quiere estar toda la vida conmigo.

M es el tipo de pibe que siempre quise tener al lado y con la única persona con la cual proyectaría un futuro.
En noviembre nos mudamos.
Y eso me pone feliz.

3 comentarios:

  1. Qué bueno... después seguí contando cómo marcha todo.
    ¡Mucha suerte bo!

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  2. Que bueeeeno! Segui para adelante y contate todo lo que pasa jaja.
    Suerte :D

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