jueves, 9 de diciembre de 2010

Vuelvo al barrio ...

Si agarrás la avenida que tenés a una cuadra de mi casa y le pegás derecho, primero encontrás la mayoría de los bares de mi barrio. Si seguís y doblás en la curva, empezás a ver a lo lejos una estación de servicio, y las primeras señales de la obra que está haciendo el señor intendente. "Qué pelotudez atómica, acá se van a juntar todos los borrachos" le digo a mi vieja. Si a varias cuadras doblás a lz izquierda, entrás en mi mundo. En el lugar donde me crié. A la derecha, la casa de mi profesora de ingles, que vive a la vuelta de la mejor persona con la que me pude haber criado, que es mi mejor amigo. Más adelante, el almacén de toda la vida, que está enfrente de lo de doña Aurora, que aunque ya no esté más yo le sigo robando jazmines. Enfrente viven mis tíos, con mi ahijada y el enano. Al lado, mi abuela. En la otra cuadra vivía yo, al lado de lo de Gonza, enfrente de lo de Margarita y a 30 pasos de mi dentista y de los mellis.

Hoy con mi ahijada jugué al frisbee en la calle como si nada. Mi abuela tomaba mate con mi tía y yo saludaba a las viejas del barrio. Acá hay olor a jazmines y a rosas todo el verano, hay hojas secas en otoño. Te podés sentar en el escaloncito de la entrada de lo de mis tíos a tomar cerveza o mate, y nunca falta el que pasa y te pide uno: acá nos conocemos todos. Hay chusmerío, la del almacén te pasa el parte semanal. Y te fía, y te regala caramelos o chupetines. El de la sodería te deja los sifones a la nochecita "sino quedan al rayo del sol" y abre el portón siempre a la misma hora: tiene la llave, si conoce a mi abuela desde hace 50 años. Acá me conocen todos: soy hija de mi mamá, nieta de mi abuela y bisnieta de mi bisabuela. Mi mundo fueron esas tres cuadras entre la avenida y la autopista

Hoy mi ahijada aprendió a jugar a la escoba de quince mientras mi abuela sacaba empanadas, mi tío miraba el partido y entre el silencio de mi barrio, se escucharon los gritos de gol del hincha del Rojo que vive en la esquina.
Hoy me prometí que voy a volver acá cuando quiera formar una familia, y voy a comprar la casa de Doña Aurora y voy a criar a mis hijos en el barrio del olor a jazmines y rosales, y de las hojas en otoño. Voy a volver al barrio de siempre.

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