martes, 24 de agosto de 2010

Mi pasado me condena. (y me hace feliz)

Laburé desde fines de noviembre a marzo, en un catering. Mientras mis amigas tomaban sol en enero, yo estaba al lado de un horno. Mientras los viernes se juntaban todos a tomar unas birras, yo terminaba pedidos para los sábados. No me quejo, es más, amo la repostería y algún día voy a ser una de esas mujeres que ponen una casa de té en Palermo Queens, Soho o Loquesea y te venden cookies de blueberry y lemon syrup* y chocolate cupcakes con cream topping .

Ahora se viene una racha de comuniones en la familia y a quién le dijeron para hacer la mesa dulce? A quien escribe. Creo que la felicidad que tengo no me cabe en la cara, aunque con la facultad y el laburo oficial me va a costar un poco, cocinar me relaja muchísimo. Va a sonar muy tonto pero pocas cosas me hacen tan feliz como el olor a galletitas recién hechas.
Así que me la pasaré amasando, mezclando y comiendo la mezcla para ver si está dulce. Sí, la mezcla se come y cae pesada, pero no importa.


*A los 3 días de arrancar a laburar, llamó una señora pacata y pidió 3 docenas de dichas galletitas. No sabía lo que eran hasta que me avivó mi jefa: galletitas de arándanos y glasé. No sé porqué esos nombres tan al pedo.

1 comentario:

  1. a mi tambien me encanta cocinar, algun dia hare un curso de reposteria me encanta de verdad, un besiito ladyy :)

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