1096 días.

Estaba yo felizmente limpiando (sí, soy feliz cuando estoy rodeada de cosas de limpieza, amo el olor a cera recién pasada. Soy una Monica Geller del subdesarrollo) cuando me empezó a sonar el celular. Pensé que iba a ser feliz pero no: mi ex, el hombre al cual amé como a nadie y que me hizo mierda en todos los sentidos habidos y por haber.

"Negri (esa puta costumbre de decirme negri por ser la única morocha en su historial) hace 3 años de nuestro primer beso".

No le respondí porque me puse a llorar, oh sí. Ah, el reproductor de Windows es un hijo de puta y puso la lista pastillera. Andá a cagar Piti. En serio, no ayudás ni un poquito, fuiste soundtrack por años de una relación que nunca tuvo razón de ser. Relación que 'arrancó' hace exactos 3 años, relación que se llevó mi dignidad, mi sentido común, y me dejó varias cicatrices en el cuerpo y el el alma.

Ayer me habló para mandarle saludos a mi viejo. Es algo lógico si mi viejo y el papá de él fueron amigos del barrio de toda la vida junto con mi tío más grande. Lo que no fue lógico fue que me pregunte si seguía sola y le conté que estaba bien, enganchada con alguien, muy feliz. Supongo que esperaba que le diga que no estaba con nadie, que lo extrañaba, que lo seguía amando. Se le ocurrió decirme que se arrepentía de lo que me había hecho (otro día lo cuento) y bla bla, que si algún día quería nos sentábamos a hablar. "No, dejá, no me interesa".
Hoy me mandó eso. Ya le conozco el jueguito, lo tengo calado. Estoy esperando que me llegue el crédito para estamparle vía mensaje lo mismo que se me ocurrió anoche.

Si tu deporte es joderme soberanamente la vida, y venís ganando, no te declares ganador porque te lo doy vuelta en el complemento. Siempre queda una vuelta de tuerca más, y ésta, querido, es a mi favor. Sabelo.

Felices 3 años Matías.